Investigadores de la Universidad de Chicago y de la Academy of Natural Sciences en Filadelfia (ambas en Estados Unidos) han hallado un fósil de 365 millones de años de antigüedad, que revela parte del misterio sobre cómo los animales terrestres pudieron evolucionar a partir de los peces.
En la última edición de la revista 'Science', los científicos aseguran que este hueso, un húmero de finales del periodo Devoniano, hallado en Pensilvania, es el primer fósil de su categoría de un animal con extremidades.
Este espécimen ayuda a resolver algunos de los misterios sobre cómo las aletas de los peces pudieron convertirse, en el proceso evolutivo, en extremidades de anfibios. El hueso de pata delantera (o brazo de anfibio) es clave para comparar los peces ancestrales y los animales con extremidades porque representa una parte de la anatomía en la que han tenido lugar muchos cambios funcionales.
El hueso hallado es como un mosaico entre pez primitivo y anfibio derivado, según los investigadores, es decir, se trata de una pieza del rompecabezas evolutivo que no solo comparte características de las aletas de los peces primitivos, sino que también se parece a una auténtica extremidad de animal anfibio o terrestre.
Al comparar este húmero con los de peces estrechamente emparentados, queda claro que la capacidad de apoyar el cuerpo es más antigua de lo que hasta ahora se pensaba, según la teoría defendida por los autores. Esto significa que muchos de los rasgos que se creyó que evolucionaron para dar lugar a la vida en la tierra evolucionaron originalmente en peces que vivían en ecosistemas acuáticos.