Hacía tres semanas que había cumplido los 18 y era 6 de diciembre, miércoles para más señas, y a eso de la once de la mañana y con frio, me acerqué a una antigua guardería, que ahora es un bar, muy cerca de la casa de mis padres con la papeleta de Si en el sobre, había votado la Constitución.
Sabía muy bien lo que votaba y ademas lo hacia convencido e ilusionado y eso que, como cualquier joven de mi generación crecimos y nos hicimos adolescentes durante el franquismo y fuimos de los últimos educados en la Formación del Espíritu Nacional, en las leyes fundamentales del movimiento y en el fuero de los españoles , no sin antes haber pasado por los campamento de verano de la O.J.E y cantado el "cara al sol", "yo tenía un camarada" y "montañas nevadas" y ademas fui jefe de una escuadra que se llamaba división azul.
No puedo negar que es una época que recuerdo con agrado, con ese grato recuerdo de evocar la adolescencia y la juventud y todo lo que ello conlleva, pero no es menos cierto que sentía que era el momento de alejarnos de todo aquello y buscar lo prohibido, porque casi todo estaba prohibido, el cine, los libros, la canciones, solo había un tipo de cine, un tipo de libros y un tipo de canciones y por lo tanto un tipo de pensamiento, casi estaba prohibido pensar, y empiezas a leer libros prohibidos, a escuchar música prohibida y poco a poco, junto con tus amigos, vas descubriendo que hay otra historia, es entonces cuando descubres que te han estado engañando.
En la calle se respiraba otro ambiente, decían que había más libertad, los mayores lo miraban con recelo y prudencia y nosotros, mis amigos y yo, con curiosidad y esperanza, se hablaba de que ahora se podía hablar, de que había libertad, de que no pasaba nada que había democracia y se podía hablar y leer los libros prohibidos, un día si y otro también la prensa venía con grandes titulares, aparecían políticos y personajes desconocidos, como de otra época, estaba todo muy removido pero sabíamos que aquello tenía que salir bien y no mirar para atrás, porque detrás apenas había nada que mereciera la pena.
Aparecen los primeros borradores de la constitución, la leo varías veces, te ilusionas, te enorgullece, era la luz que taparía la oscuridad anterior, ¡ ya somos como Francia, como Italia ! pensaba, ¡ya era hora!. Aquella mañana del 6 de diciembre todo eso iba en mi papeleta, cargada de ilusión y de entusiasmo que no defraudó y España empezó a hacerse normal.
Ha pasado 40 años, toda un vida, estoy muy agradecido a esta constitución y a todos los que la hicieron posible, no solo nos hecho normales sino que también mejores, y es por esto por lo quiero que nos dure, pero para eso hay que actualizarla, repensarla y adaptarla a una sociedad muy diferente en todo a aquella de los años 70.
La mayoría de los españoles de hoy en día, no la votaron, no vienen de donde veníamos nosotros, tienen otras necesidades y otros problemas muy diferentes a los nuestros, todo en la sociedad de hoy del siglo XXI es muy diferente y los españoles de hoy necesitamos una constitución que nos dure otros 40 años o mas, por eso la necesidad que cambiarla.
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