Los que tenéis hijos pequeños o alumnos, lo entenderéis enseguida, porque que levante la mano quien no haya escuchado a un niño o niña fantasear con coches voladores, robots, máquinas controladas con la mente… ¿eso es fantasía, seguro? Creo que no, creo que son sueños, creatividad e ilusiones que se pueden y deben potenciar
Hace tiempo mi hijo menor me decía:
- "Quiero hacer un robot que ayude a mamá"
- "Para eso hay que prepararse y aprender cosas" - le contesté
- "Vale" - afirmó
Fue suficiente para que su afición por jugar con pequeños muñecos se recondujera en montarlos en algo construido por él y que lo pudiese controlar. La curiosidad y la ilusión por crear con sus manos hizo el resto. Habíamos comenzado el camino para en la programación y la robótica.
Programando Lego NXT
Como muchos colegios, en el de mis hijos no se “juega” con la programación salvo en la ESO y porque algún profesor es ferviente defensor. Por otro lado, desde que aprendí a programar en Basic hace la tira de tiempo, las cosas han evolucionado de modo que ya podemos enseñar a jugar con el código a los niños desde temprana edad.
Eso es lo que hacemos en las actividades que desarrollamos en la Asociacion Bylinedu de Valencia que tiene un programa de CoderDojo para acercar la programación a cualquier persona. En este contexto se ponen en contacto niños y jóvenes con inquietudes en el tema, con jóvenes o adultos con más experiencia en el mismo; de modo altruista, fuera del contexto de clases, compartiendo sueños que tal vez en otros entornos parecerían "frikis".
La experiencia es muy gratificante. Desde un inicio muy modesto, donde una sola persona lo hace todo con la ayuda familiar, hasta ahora que hemos crecido con voluntarios y voluntarias motivadísimos, que controlan diferentes aspectos del mundo de la programación y la informática y que dedican una parte de su tiempo a compartir con los demás lo que saben. Son mentores, capaces de arrancar la sonrisa a esos “ninjas” del código que son los niños, mientras programan un robot con Lego, o provocan caras de asombro cuando logran que su proyecto con Scratch se convierta en un videojuego.
Para llegar a los grandes códigos se empieza por los grandes bloques, así que comparto algunos motivos que considero importantes:
Es divertido
Manejamos aplicaciones para tablets u ordenador que permiten que niños desde 4 empiecen a dibujar o resolver sencillos juegos, casi sin darse cuenta y sin escribir código. Nosotros empleamos la plataforma gratuita Scratch del MIT, a partir de 7 años, un lenguaje de bloques que despierta la creatividad incluso en los mayores.
Las tablets además son un instrumento natural para el aprendizaje y hemos observado que niños que aún no saben leer, juegan programando un robot con "Lightbot".
Actividad en familia
Programar hace posible compartir tiempos creativos, hacer cosas juntos para dejarse sorprender partiendo de unos bloques de Lego hasta llegar construir y programar un robot con Lego MindStorms Nxt o EV3. Hemos realizado actividades con Arduino programando vuestros inventos mediante S4A (Scratch for Arduino) o el lenguaje nativo del mismo si son más mayores
El código no tiene género
Cuando creas código, cuando programas un robot, no has de preocuparte por el género. Esa filosofía es la que debe potenciarse para que el aprendizaje de la programación sea un incentivo para niñas y adolescentes y no existan más brechas digitales. La enseñanza de STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) o STEAM (incluyendo el arte) debe ser accesible a cualquier persona desde edades tempranas y no necesariamente como asignatura en la escuela.
Uso activo de la tecnología
¿Cuántas veces vemos a nuestros hijos e hijas con el tablet, la consola o el ordenador jugando con aplicaciones, como meros consumidores de contenidos? Según Resnick “es casi como si supieran leer, pero no escribir con las nuevas tecnologías”.
Por este motivo, acompañamos a nuestros hijos para programar, para crear, eso les empodera, les convierte en protagonistas de su aprendizaje al desarrollar sus sueños.
La inversión para poner en marcha nuestros actividades ha sido mínima y los escasos miembros de la Asociación Bylinedu y algunas donaciones o préstamos de materiales, hacen posible las sesiones con los chavales.
Programar para aprender
"Cuando se aprende a código, empiezas a pensar en procesos en el mundo", dice Mitchel Resnick del MIT de Massachusetts, comparando la programación con la lecto-escritura. Todos aprendemos a escribir pero no todos seremos periodistas o escritores, todos aprendemos álgebra pero no seremos matemáticos y por el mismo motivo que leemos para aprender, debemos hacer lo mismo con la programación.
Programando con S4A
Programar activa el pensamiento creativo, la resolución de problemas, el trabajo colaborativo y cooperativo. En nuestras actividades se introducen en la cultura tecnológica, en compartir, lo que les beneficia también al estructurar el pensamiento y la comprensión de lo que les rodea.
El futuro
Los centros educativos están reaccionando con cierta lentitud, pero cada vez son más los padres que buscan opciones como los CoderDojo, en un enfoque que puede compararse con el método Suzuki de enseñanza de música para niños pequeños, en la que los padres juegan un papel muy importante.
En varias ocasiones he manifestado que, probablemente, el trabajo que desarrollará mi hijo en un futuro, aún no tenga un nombre, por eso es importante que estén preparados en una sociedad cambiante, donde la tecnología está en todos los ámbitos.
Muchos padres quieren que sus hijos jueguen al fútbol u otros deportes de repercusión mediática pero, vaya un consejo, aprender a organizarse, a compartir, hacer pinitos en la programación, puede suponer un empleo en el futuro para esta joven generación que necesita ilusión en lo que hace. Cuando uno de nuestros “ninjas” dice que quiere hacer un robot que ayude a su abuelo que es mayor o a sus papás en las tareas cotidianas, tengo la sensación de que estamos en el camino correcto.
Nos ilusiona la complicidad de los pequeños cuando ellos mismos exponen a los demás al final de la sesión, lo que han hecho en la jornada y proponen nuevos retos como el de Ramón, de 11 años, que prepara un robot humanoide con Lego o Pablo que hace sus pinitos con Arduino o cuando cualquiera de los niños y niñas que nos acompañan escriben y desarrollan una historia animada.
Mientras tanto, compartimos algunos ratos pensando el siguiente proyecto, imaginando aplicaciones con Arduino o RaspBerry, pensando en aplicar la realidad aumentada con Scratch. Queda por decir que, tú que nos lees, estás invitada o invitado.
Ramón con su humanoide
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