Trabajar sin estrés

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La conciencia, si se puede enseñar en nuestro lugar de trabajo, ciertamente no está dirigida principalmente a aumentar nuestro rendimiento. Su objetivo principal es promover nuestro bienestar profesional. Esta noción podría parecer muy alejada de nuestras preocupaciones profesionales diarias. ¿Pero por qué no deberíamos pensar en la felicidad en el trabajo?

Pues tengamos cuidado de no parecernos al hiper-responsable adicto al trabajo, nunca satisfecho con lo que ha logrado. Comienza cuando ya no diferenciamos entre las tareas urgentes y las que sólo son importantes, sin posponerlas nunca, sin delegar. No nos escuchamos, poco a poco se instala el sufrimiento en el trabajo, hasta el punto de poner en peligro nuestra salud, con el riesgo de «quemarse», o incluso la depresión.

Recordemos que la práctica de la meditación de atención plena cultiva la benevolencia, el arte de desarrollar la inteligencia del corazón . Esta práctica que me hace presente a mi experiencia interior y a mis afectos me recuerda que hay cosas sobre las que seguramente puedo actuar (mi presencia a otros colegas, la intensidad de mi ritmo, mi atención a los signos de cansancio, mis momentos de desánimo) y otras sobre las que tendré poco o ningún control (las limitaciones relacionadas con mi trabajo, mis horarios de trabajo, mis jefes…).

Una práctica de benevolencia también se volvió hacia mi séquito. Saludar a la gente que encuentro en el camino, a mis colegas cuando llego al trabajo: ejemplos concretos de pequeñas atenciones hacia el otro.

Aquí hay algunos ejemplos de cómo cultivar este bienestar si es necesario. Elegir un verdadero descanso para comer, lejos de las ruidosas discusiones en el restaurante, en la cantina de la empresa, salir a comer, en un parque si hace buen tiempo, para llevar a los colegas. Levantarme regularmente de mi escritorio para estirarme, bostezar, caminar, tomar un poco de aire fresco. Di que te detengas y permíteme tomarme el tiempo para respirar, para sentarme en silencio.

Y finalmente, meditemos en esta frase esencial en el corazón del Bhagavad Gita: «Tienes derecho a la acción pero no a sus frutos». Un excelente adagio para mi vida y que puedo adaptar a mi trabajo. En la vida profesional, hazlo lo mejor que puedas, pero luego intenta desprenderte del resultado de tus acciones. Para poder decir con calma y lucidez: «Trabaja lo mejor que puedas, responsablemente, pero no seas esclavo de ello y para ayudarte, libérate del excesivo movimiento del ego, como el orgullo, la inquietud, la inconsciencia o la baja autoestima». Ser consciente como un ejercicio de alerta, para dirigir nuestra energía hacia lo esencial.

Inspirado en artículos de Esprit Yoga



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