Yoga: el lado bueno de la fuerza

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Esterillas Yoga

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«No lo fuerces» es uno de los consejos más comunes en una clase de yoga. La práctica del yoga nos enseña a movilizar constantemente todos nuestros recursos físicos, mentales y espirituales, respetando nuestros límites más que el rendimiento.Distinguir la fuerza de la potencia física La fuerza no puede reducirse a la potencia física. De lo contrario, el yoga no sería más que una serie de posturas complicadas y bastaría con ser físicamente fuerte para afirmar que es un yogui. Más bien, la fuerza se define como un conjunto de cualidades como la determinación, la perseverancia, la disciplina o la estabilidad. Así se combina con la sabiduría y nos permite evolucionar y crecer en nuestra práctica. Todos los grandes textos de espiritualidad enfatizan que la fuerza proviene de trabajar y comprometerse, no con un objeto externo, sino con uno mismo, para usar las propias energías para lograr lo mejor de uno mismo. El yoga es claramente parte de este camino, para explorar los insospechados recursos escondidos en nuestro interior.La idea de que un poderoso ego es necesario para tener éxito en la vida probablemente proviene de una confusión de apego al yo, a nuestra imagen. La verdadera fuerza, dice el budismo, no reside en el dominio del entorno externo o en la obediencia a los insaciables deseos del ego, sino más bien en una infalible dirección interior hacia la meta a alcanzar. Y cuanto menos uno esté influenciado por un sentido de auto-importancia, más fácil es adquirir una fuerza interior duradera. La fuerza, por lo tanto, resulta de la capacidad de sostener el esfuerzo tanto moral como psicológicamente. Es un esfuerzo hecho posible por las cualidades de humildad, paciencia, perseverancia y fe. En este sentido, la verdadera fuerza está muy lejos del acto de forzar que implica una cierta violencia frente al obstáculo.Encontrar el equilibrio de la fuerza En China, el templo budista de Chao-Lin, la cuna del kung fu, entrena a los monjes guerreros sobre el principio de «actuar sin actuar», representado por la imagen del marinero que no se opone al viento sino que utiliza su fuerza para dirigir su barco. La fuerza se experimenta menos como una demostración de poder que como la búsqueda del equilibrio y la plena disposición al momento presente. Cuanto más uno se abandona en el momento presente, más está en acción y más responde adecuadamente a las circunstancias de la existencia. Un día todos los yoguis experimentan ese momento en el que, sin forzar, es posible realizar una postura que no se pudo captar «con fuerza», pero que se convierte en posible sesión tras sesión, respetando los propios límites y dejándose llevar. De esta manera, el poder también se oculta en la relajación y la liberación.

Inspirado en artículos de Esprit Yoga



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