El sexo en plena conciencia

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Esterillas Yoga

Ladrillos yoga

Nueve consejos y una meditación para estar más presente en los momentos más íntimos.

por Carolina Traverso

Cuando haces el amor, ¿estás realmente en tu cuerpo? En otras palabras, si durante el sexo empiezas a pensar en la reunión de tu oficina, en el techo que hay que pintar, en el orgasmo que alcanzarás o no, en lo que pasará después… todos estos pensamientos convertirán el sexo en una experiencia que provocará ansiedad.

La atención, con su invitación a dejar ir los pensamientos inútiles y conectar plenamente con la sensualidad del momento, puede traerle emociones y placeres inesperados. El sexo consciente te ayuda a ser libre de expresarte como quieras, lo único que importa es estar presente. Mejor aún, tu presencia excitará a la otra persona, que, sintiendo que estás realmente allí, se verá empujada a hacer lo mismo. ¿Quién puede decir mejor?

1. Tonificar la ínsula

Cuando hacemos el amor en un estado de estrés, el cerebro envía un mensaje para que la sangre fluya a las partes del cuerpo que se supone deben ser utilizadas para huir o atacar a un enemigo. ¡Y obviamente no son los genitales! La meditación te entrena para estar más centrado y abierto a lo que sucede en cualquier situación, incluso en la cama. Cuando estás presente, la actividad de la parte anterior de la ínsula (o corteza insular) aumenta, haciendo que percibas las sensaciones del cuerpo más profunda e intensamente, además de estar conectado con tus emociones y las de tu pareja. Meditar regularmente le ayudará a romper los círculos viciosos de la ansiedad de llegar al orgasmo demasiado pronto o demasiado despacio o de tener una erección y hacer que dure. En otras palabras, meditar te hace mejor en la cama.

2. Olvida el orgasmo

Vivimos en una sociedad obsesionada con los objetivos, y el sexo no es una excepción. El problema es que si la mente se atasca en el momento en que finalmente pierdes el control, y el cuerpo empieza a vibrar, no puedes relajarte completamente y pierdes todo el misterio del placer que surge cuando no lo esperas. La próxima vez que hagas el amor, no pienses en el orgasmo como un destino, sino más bien disfruta del viaje. Reduzca un poco la velocidad, concéntrese en el placer que viene, dejándose transportar y no queriendo retenerlo.

3. Suelta el «debería»

El sexo no es un deber. No hay reglas que requieran que lo hagas con cierta frecuencia o de cierta manera.

Encuentra más información sobre estos consejos en el número de Compagnia dello yoga que está actualmente en los quioscos o disponible aquí.



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